8 nov 2012

MEDICINA DE LA HUERTA


El brécol, brócoli o bróculi pertenece a la familia de las crucíferas que se caracterizan porque sus flores tienen los pétalos en forma de cruz.
           En ella se incluyen más de 300 géneros y unas 3.000 especies vegetales propias de regiones templadas y frías del hemisferio norte.
           Su origen parece estar en los países bañados por el Mediterráneo oriental, en concreto en Oriente Próximo. De hecho está documentado que los romanos ya cultivaban y consumían con frecuencia.
            Hoy, sin embargo, Estados Unidos es el mayor productor mundial gracias a las extensas plantaciones de esta verdura que se cultivan en California.
             Por lo que respecta a su aporte nutricional quizás resulte suficientemente significativo que algunos estudios la califiquen como “la hortaliza de mayor valor nutritivo por unidad de peso de producto comestible”. No en vano aunque su componente mayoritario es el agua –casi un 80% - este vegetal es también muy generoso en vitaminas y minerales. Así, es una excelente fuente de vitamina C.
              De hecho se considera que 200 gramos de esta hortaliza cubren con creces las necesidades mínimas diarias de esa vitamina ya que aporta 116 mg por cada 100 gramos de brécol. Ración que sería también suficiente para satisfacer los requerimientos diarios de ácido fólico y niacina así como dos terceras partes de provitamina A en forma de betacaroteno. Asimismo contiene vitaminas B1, B2, B6 y E.
                Cabe señalar que en el brécol los betacarotenos – pigmentos naturales que el organismo transforma en vitamina A según sus necesidades – están enmascarados por la clorofila, el pigmento más abundante en esta verdura y que también le confiere importantes propiedades terapéuticas.
                 En cuanto a su contenido mineral destaca su riqueza en potasio y sus cantidades significativas de calcio, magnesio, manganeso, cobre, fósforo, zinc, hierro, selenio y azufre. Además el brécol es rico en una serie de sustancias fotoquímicas cuyos potenciales efectos beneficiosos para la salud justifican el creciente interés científico por esta planta. Nos referimos, por ejemplo, a sus glucosinolatos, sustancias aromáticas contenidas en el brécol a las que se atribuyen efectos anticancerígenos además de la capacidad de eliminar microorganismos indeseables del cuerpo. Y cuando catabolizan dan lugar a otros compuestos bioactivos no menos interesantes como los  indoles – que favorecen la desintoxicación del organismo ( el indol-3-carbinol en concreto interviene en el metabolismo de los estrógenos por lo que investiga su papel en la prevención del cáncer de mamas y ovarios) – y los isotiocianatos – a los que se los considera los agentes quimiopreventivos más efectivos que se conocen y entre los que se destaca el sulforafano, presente en grandes cantidades en el brécol.
                    Asimismo, entre esos compuestos fotoquímicos contenidos en el brécol destacan también varios bioflavonoides – entre ellos la quercetina, que actúa como antiinflamatorio y parece ralentizar el crecimiento de algunos tipos de cáncer, - carotenos – entre ellos la luteína , una sustancia  abundante en el ojo humano que actúa como protector frente al desarrollo de cataratas y que además se ha relacionado con la disminución del riesgo de padecer trastornos cardiovasculares – y fibra – a la que también se atribuyen importantes propiedades terapéuticas .

                                                       Andrés Acosta 
                                                       Grupo Labeco

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