Explicada la
implicación del sulforafano en la
estimulación de las enzimas detoxificadoras fase II y su capacidad antioxidante
indirecta, y enumerados sus más que numerosos nutrientes suponemos que al
lector le será sencillo comprender las razones por las que a este compuesto
propio en algunas plantas superiores del reino vegetal – pero especialmente del
brócoli – se le atribuyen tan numerosas propiedades; además a esa actividad
terapéutica se suma la propia del resto de sus nutrientes.
Por eso la literatura científica no
tiene reparos en afirmar hoy que estas verduras : - P R E V I E N E N E L C Á N C E R -
Como dijimos
antes, los sorprendentes resultados sobre esta sustancia han llevado a
numerosos expertos a colocar al brócoli – y por extensión a algunas plantas
superiores del reino vegetal – a la cabeza del listado de los vegetales considerados
anticancerígenos.
Y, es que gracias a esos mismos
trabajos de investigación, se sabe que su capacidad para combatir el cáncer no
se debe sólo a su capacidad de modular las enzimas de fase I y II , sino a que
también tiene actividad antiinflamatoria, antibacteriana y antiviral además de
inducir la apoptosis selectiva de las células cancerosas, inhibir la formación
de nuevos vasos sanguíneos que puedan alimentar al
tumor y provocar el paro del
ciclo celular al evitar la división en las líneas celulares cancerígenas en
cánceres de colon, próstata, vejiga, páncreas, mama, leucemia, etc.
De hecho, el cáncer de mama,
fue el primero que abordaron el doctor Talalay y sus colaboradores; En 1994,
estos expertos comprobaron que el sulforafano
bloqueaba la formación de tumores mamarios en ratas a las que se les había
inoculado un potente carcinógeno y así lo publicaron en Proceedings of the National Academy of Sciences.
“No sólo
disminuyó en un 60% el número de animales que desarrollaron un tumor, sino que
la cantidad de tumores en cada uno de ellos se redujo en un 80% y el tamaño de
las tumoraciones desarrolladas era un 75% inferior”
En cuanto al cáncer de
vejiga, investigadores del Instituto Oncológico Roswell Park (
Estados Unidos ) publicaron en el año 2008, resultados de un estudio
llevado a cabo sobre ratones, según el cual extractos concentrados de brócoli
seco y congelado, frenarían el desarrollo de tumores de vejiga y eliminarían la
progresión tumoral en más del 50% de los casos.
Según Yuesheng Zhang, autor
principal del estudio, “los efectos positivos provienen en parte de los
isotiocianatos ( el principal de los cuales es el sulforafano ), un grupo de
fitoquímicos de los que ya se conocen algunas propiedades anticancerígenas “,
añade, que el brócoli fresco cuenta con 30 veces más isotiocianatos que el que
ha madurado y que el – col y repollo – también tienen estas propiedades.
Al sulforafano, se le
atribuye además un efecto protector frente a cánceres de pulmón (según
investigaciones, el consumo habitual de verduras que lo contengan, podría reducir en forma importante, la
aparición de tumores pulmonares entre personas fumadoras ), endometrio, útero,
estómago o hígado. De hecho, el primer ensayo clínico realizado con sulforafano
sobre humanos, se realizó para comprobar su capacidad preventiva sobre el
cáncer hepático. Los resultados de esta investigación, realizada por un equipo de científicos del Instituto
Qidong sobre el Cáncer de Hígado y de la Universidad de Shangai Jiao Tong ( ambos en China
), trabajaron en colaboración con la
Escuela de Medicina de la Universidad John
Hopkins, la Escuela Bloomberg
de Salud Pública y la
Universidad de Minnesota ( todas en Estados Unidos ) se
publicaron en 2005 y demostraban que los brotes de brócoli pueden ayudar al
cuerpo a detoxificar los carcinógenos lo que reduce el riesgo de desarrollar
cáncer y, en concreto, cáncer de hígado.
Este estudio doble ciego – el primero,
insistimos, que constaba que el brócoli ayuda a prevenir el cáncer en humanos –
se llevó a cabo sobre 100 personas de la provincia china de Jiangsu, una zona rural donde la
incidencia de cáncer de hígado es extremadamente alta por el consumo de cereales contaminados con moho
que produce aflatoxina, poderoso carcinógeno que se une al ADN y hace aumentar
considerablemente el riesgo de desarrollar cáncer hepático.-
Andrés Acosta
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