27 may 2014

Fenogreco

El Fenogreco

 

Nombre Científico: Trigonella foenum-graecum  L.
Nombres Populares: Fenogreco. alholva, trigonella, fenugreek (Ingl), fieno greco (Ital), Fénugrec (Ital)
Descripción Botánica: Se trata de una planta herbácea anual, perteneciente a la familia de las Leguminosas, alcanza los 60 cm; hojas trifoliadas con bordes dentados; flores papilonáceas solitarias o dispuestas de a pares en las axilas, blanco-amarillentas, que hacen su aparición desde mediados de verano; y finalmente un fruto en forma de vaina de 5 a 7,5 cms de largo, con 10-20 semillas cuadrangulares y amarillentas en su interior.
 El fenogreco es originario de Europa y Asia meridional, y tiene una distribución amplia en otros países como los de la cuenca del Mediterráneo y americanos. Se lo encuentra en  forma silvestre aunque también es cultivado como planta forrajera, sobre todo en el centro y sur de Europa; y como especie en Oriente Medio, India, Rusia, países balcánicos, China y Marruecos. 

Parte Utilizada: Semillas. Popularmente también se emplean las hojas frescas. 

Historia: Su nombre científico deriva de trigonos, "triangular" en alusión a la forma que tienen sus flores. Por su parte foenum-graecum significa heno griego debido a la importancia que tuvo en Grecia esta especie como forrajera. Los monjes benedictinos la introdujeron desde Asia a Europa Central, y fue fomentado su cultivo por decisión de Carlomagno en el siglo XI. Los métodos árabes la introdujeron en la escuela italiana de Salerno para su estudio como planta medicinal. 

Composición Química:

 Saponinas: fenugrekina (0,8-2,2%), diosgenina (1%). 
 Mucílagos (30%): Constituidos fundamentalmente por galactomananos.
 Lípidos Insaturados (8-10%): Ácidos linoleico, linolénico, oleico y palmítico (en el embrión).
 Glúcidos (40%): Se destaca principalmente la estaquiosa. 
 Alcaloides: Trazas de trigonelina (0,13%), genciamina y carpina.
 Proteínas (27-30%): Especialmente rica en triptofano. 
 Flavonoides: Vitexina, saponaretina, homoorientina. 
 Aceite Esencial (0,014%): Conformado principalmente por el anetol.
 Otros: Fósforo y compuestos fosforados tales como lecitina (1,2-2,5%), fitina, inositol-hexafosfato de magnesio y calcio; glucósidos del furostanol (trigofenósidos A-G); cumarinas (trazas); ácido nicotínico; hierro ionizado (7 mg%); manganeso (2,5 mg%); fitosteroles; vitaminas (A, B1, B2, B3, B5, B8, D); fibras; enzimas (diastasa, manasa): colina, etc.

 Acciones Farmacológicas: La gran cantidad de principios activos contenidos en esta especie le confieren una amplia versatilidad de acciones farmacológicas. No obstante, la mayoría de las investigaciones se ha centrado principalmente en las actividades hipoglucemiantes e hipocolestrolemiantes que ha confirmado exhibir esta planta. 
 Efecto hipolipemiante: El mismo se centra en varios mecanismos, principalmente a través de la formación de complejos insolubles entre las saponinas del fenogreco y el colesterol, por inhibición de la absorción de taurocolatos y desoxicolatos en los ácidos biliares, por aumento del metabolismo hepático y por alteración en la absorción de triglicéridos a nivel intestinal (Stark A. y Madadr Z., 1993; Petit P. et al., 1993). El efecto hipolipemiante de las semillas también se observa en ratas y perros diabéticos inducidos por alloxano (Sharma R., 1986; Ribes G. et al., 1987).
  En conejos alimentados en base a 30-50 mg/k diarios de hojas de fenogreco, se produjo un descenso en las tasas de colesterol total, en especial de las fracciones LDL, VLDL, como así también un descenso entre el 18 y el 26% en los niveles de colesterol hepático (Chatuurvedi V. y Pant M., 1987). Estudios efectuados en humanos en el Instituto Nacional de Nutrición de la India reflejaron que la incorporación de 100 grs de polvo de fenogreco desgranado al chapati (pan ácimo), lograban reducir tanto el colesterol total (25%) como el colesterol LDL y VLDL, sin modificar sustancialmente el colesterol HDL y con una tasa de de descenso de los triglicéridos cercano al 38% (Sharma R. et al., 1991). 
 Un estudio posterior en humanos reveló que el consumo de 25 grs. diarios de harina de fenogreco (ver su preparación en Usos Etnomedicinales) al cabo de 24 semanas logran descensos en los niveles de colesterol LDL, VLDL del orden del 15-25%, a la par que ascienden los niveles de HDL (Sharma R. et al., 1996). Los niveles de triglicéridos también se vieron reducidos, a pesar de que en el mismo estudio realizado 10 años atrás, los mismos no habían mostrado modificaciones (Sharma R., 1986). 
 Actividad hipoglucemiante: En este sentido, tanto el alcaloide trigonelina como la saponina fenugrekina y las fibras, producen en forma conjunta un efecto hipoglucemiante, sinergizado además por la acción de la cumarina, la nicotinamida y el ácido nicotínico, cuando son administrados en forma de extracto acuoso o etanólico tanto en animales de laboratorio alloxanizados como en humanos diabéticos no insulino-dependientes (Madar Z. et al., 1988; Cliford I.  y Caroline D., 1989; Madar Z. y Arad J., ,1989; Handa S. et al., 1991; Abdel Barry J. et al., 1997). La propia Organización Mundial de la Salud ha recomendado su uso como antidiabético en aquellas zonas con difícil acceso a la atención primaria de la salud (W.H.O., 1980). 
 Se estima que la actividad hipoglucemiante estaría centrada en el bloqueo por parte de estos principios activos, de la acción enzimática de las amilasas sobre los glúcidos a nivel intestinal. Asimismo, el efecto hidrofílico de las fibras también bloquea la referida acción enzimática, a la vez que aceleran el peristaltismo intestinal y la consiguiente alteración de la absorción de los hidratos de carbono. Por otra parte, las fibras, al interferir sobre la absorción de los triglicéridos, altera el metabolismo de los glúcidos sobre todo a nivel de la movilización del glucógeno hepático. (Sauvaire Y. et al., 1991). 
 También se observó actividad hipoglucemiante en personas normoglucémicas luego de la ingesta de extractos totales  de las semillas y con una leve pérdida del efecto cuando las semillas fueron tostadas. Asimismo, la adición de fenogreco durante los tests orales de tolerancia a la glucosa reduce los niveles de glucemia y la concentración de insulina (Sharma R., 1986). En un ensayo sobre dos pacientes insulino-dependientes, la administración oral de 25 grs. de extracto pulverizado de semillas de fenogreco diarios han logrado reducir las tasas de glucemia en ayunas y de la glucosuria, a la vez que redujeron los requerimientos de insulina NPH de 56 a 20 U.I., luego de ocho semanas de tratamiento. Paralelamente, fue observada una significativa reducción de los niveles de colesterol en sangre (Sharma R., 1986).
  Algunos estudios indicarían que las cumarinas y el ácido nicotínico serían los responsables de la respuesta hipoglucemiante por vía oral (Shani J. et al., 1974). La trigonelina ha demostrado en conejos inhibir la hiperglucemia inducida por cortisona, en dosis de 350 mg/k, siendo efectiva cuando es administrada en forma conjunta o dos horas antes que la cortisona. Sin embargo, una transitoria hipoglucemia fue observada en 5 de 10 pacientes diabéticos que habían recibido 500 mg por vía oral de trigonellina durante la ingesta de alimentos. El incremento en las dosis o la  frecuencia de las mismas no mejoró la respuesta (Mishkinsky J., et al., 1967).
 La administración de un extracto alcohólico de fenogreco en ratas diabéticas inducidas por alloxano produjo un incremento en el apetito a la par de un incremento significativo en los niveles de insulina plasmática  y un descenso en la tasa plasmática de glucagón y somatostatina. El efecto hipoglucemiante (máximo a las 6 horas del suministro del extracto) fue considerado equivalente al logrado por tolbutamida en iguales condiciones (Ajabnoor M. y Tilmisany A., 1988).
 La actividad hipoglucemiante resultaría de interés en casos de acné, en donde la dieta hiperhidrocarbonada tan frecuente en adolescentes, puede provocar altos niveles de glucosa a nivel dérmico lo cual favorece el desarrollo bacteriano en los comedones (Rombi M. y Lecomte A., 1992). Asimismo la adición de extractos elaborados con fracciones deslipidemizadas de semillas de fenogreco a los tratamientos con insulina en perros diabéticos, mejoró la evolución de los mismos en comparación a la administración de dicha hormona en forma única (Handa S. et al., 1989).
 Actividad antiinfecciosa: En diferentes ensayos in vitro realizados en la India, los extractos acuoso y etanólico elaborados a partir de las semillas de fenogreco no revelaron actividad antibacteriana, antifúngica ni antihelmíntica. Entre los gérmenes ensayados se destacan varios Gram positivos (S. aureus, Streptococcus viridians y pyogens, Diplococcus pneumoniae y Corynebacterium diphteriae), Gram negativos (E. coli, Salmonellas typhi, paratyphi, paratyphi A y B, Shigellasa flexnei y sonni) y hongos del género Candida, Microsporum y Trichophytum (Naqvi S. et al., 1991).
 En cambio, en otros ensayos los mismos extractos exhibieron actividad antibacteriana frente a Bacillus cereus, pumilus y subtilis, Bordetella bronchiseptica y Micrococcus flavus, aunque en todos los casos en menor medida que las sustancias testigos ampicilina y estreptomicina (Bhatti M. et al., 1996). Asimismo, se ha señalado una actividad antiviral in vitro frente al virus vaccinal (Ghosal S. et al., 1974). 
 Otros: La vitamina D junto a las sales minerales ejercen un efecto preventivo y terapéutico en casos de osteoporosis, mientras que el alto contenido en hierro es útil como orexígeno y antianémico. Por su parte, los mucílagos le confieren una acción protectora de las mucosas inflamadas, emoliente y laxante suave, en tanto la fracción insaponificable de los lípidos sería responsable del efecto galactógeno. La colina, los ácidos grasos esenciales, la lecitina y el inositol proporcionan una actividad antihepatotóxica (Yamasaki K. et al., 1994).
 La diosgenina se emplea como base para la síntesis de productos esteroideos. En nutrición el fenogreco es una leguminosa que se puede hacer brotar como la alfalfa, siendo una importante fuente de colina, hiero y aminoácidos de fácil asimilación. Los altos valores nutricios de su semilla son incrementados con el germinado de las mismas. En otro orden de cosas, se puede decir que los flavonoides le proporcionan actividad antiinflamatoria y diurética oxalúrica, útil en casos de microcalcificaciones de ácido oxálico (Ashan S. et al., 1989). En forma conjunta con las fibras ejercen un efecto hipolipemiante (sinergizado por la lecitina) y laxante mecánico (Peris J. et al., 1995). 
 La administración de 1.000 a 2.000 mg/k de extractos de hojas de fenogreco por vía intraperitoneal en ratas, exhiben efectos antinociceptivos, a través de mecanismos centrales y periféricos. La dosis de 2.000 mg/k resultó más efectiva que 300 mg/k de salicilato de sodio (Javan M. et al., 1997). 
 Para finalizar, se puede decir que el fenogreco está registrado por la FDA norteamericana como suplemento dietario, admitiéndose concentraciones no superiores a. 0,05% en los extractos (Mc Caleb R., 1993). También se encuentra incorporado en las farmacopeas de Australia, Británica y China. El Council of Europe la ha catalogado como alimento natural o saborizante en categoría N2, lo cual permite su empleo con limitaciones en las dosis (Council of Europe, 1981).

 Efectos Adversos y/o Tóxicos: En las dosis recomendadas no se han observado. El amargor propio de las semillas puede puede provocar rechazo en el lactante durante el amamantamiento, por haberse comprobado el pasaje a la leche materna. Por su parte el Instituto de Ciencias de Bombay, India, descubrieron que la combinación de semillas de fenogreco y garbanzos causan reacciones alérgicas en personas que por lo general no las presentan cuando consumen ambas especies por separado (Patil S. et al., 1997).
 Los estudios de toxicidad aguda indican que la DL50 para el extracto alcohólico de las semillas por vía oral en ratas es de 5 g/k y por vía dérmica en conejos ded 2 g/k (Opdyke D., 1978). La DL50 por vía oral en ratas para la trigonellina es de 5 g/k; para el ácido nicotínico de 8,8 g/k; para la nicotinamida de 7,4 g y para la cumarina 0,72 g (Shani J. et al., 1974). Estudios realizados con el mismo extracto sobre pieles de ratas y cerdos no arrojó fotosensibilidad (Newall C. et al., 1996). La DL50 de extractos de hojas de fenogreco por vía intraperitoneal en ratas está cercano a los 40 mg/k (Javan M. et al., 1997).

 Contraindicaciones: Las soluciones acuosas e hidroalcohólicas de fenogreco han demostrado exhibir actividad oxitócica en ratas, por lo que no se recomienda su empleo en el embarazo (Leung A., 1980). Por otra parte, se ha comprobado una inhibición del transporte mucociliar en el aparato respiratorio, por lo que se desaconseja su empleo en caso de bronquitis o asma (Peris J. et al., 1995).

 Usos Etnomedicinales - Formas Galénicas: La decocción de las semillas (2-3%) se emplea popularmente en casos de diabetes, dispepsia, para estimular la lactancia, como coadyuvante en tuberculosis, para aliviar dolores de parto, como antifebril, antidiarreico y para normalizar el ciclo menstrual alterado. En menor medida como expectorante, diurético y antiparasitario. La misma decocción, por vía externa, en la cicatrización de heridas o si no, en forma de colutorios, gargarismos o lavados en casos de faringitis, gingivitis y estomatitis. 
 La llamada harina de fenogreco se prepara a partir de una pasta elaborada con la pulverización de las semillas, mezclada con agua caliente, harina común y una cucharada de aceite de oliva. La misma se aplica en forma de emplasto o cataplasma sobre heridas o procesos inflamatorios, como así también para eliminar las espinas de los erizos de mar incrustadas accidentalmente en la piel. También se puede ingerir en cucharaditas como aporte orexígeno en casos de anorexia, pero su sabor amargo impide muchas veces que el paciente continúe el tratamiento. 
 Con el polvo de fenogreco se elaboran cápsulas de 500 mg cada una, para ser administradas a razón de 2-3 cápsulas diarias. En forma de extracto seco (5:1) se administran 100 mg dos veces al día. El extracto fluido (1 gr = 46 gotas) se prescribe a razón de 1,5-3 ml repartidos en 2-3 tomas. 

 Usos Culinarios: Las hojas secas se emplean para aromatizar diferentes platos orientales, en cambio las hojas frescas en la India se coccionan como curry. Las semillas se hacen germinar para elaborar ensaladas, mientras que en Egipto y Etiopía se utilizan para aromatizar el pan. 
 En el norte de Yemen, hacen un plato conocido como  helba, con las semillas hervidas y se sirven como puré junto a un aderezo de cebollas fritas y carne. Generalmente las semillas conviene tostarlas para así reducir su amargor, siendo su aroma parecido al apio. Bajo este método es empleada en algunas regiones como sustituto del café. El extracto de las mismas se emplea como aromatizante, formando parte de algunos jarabes como el de arce sintético. 

 Otros Usos: De las semillas se extrae un colorante amarillo que fue empleado antiguamente en la industria textil. Por otra parte, el fenogreco es muy utilizado como especie forrajera para engorde de ganado debido a su riqueza en vitaminas y minerales.

 Curiosidades: Antiguamente en los países árabes, el patrón de belleza femenino se correspondía con el de mujeres regordetas. A algunas mujeres delgadas que iban a casarse, los futuros maridos le colocaban un brazalete ancho sobre uno de los brazos y se les recomendaba ingerir mucha harina de fenogreco. Cuando la mujer engordaba y el brazalete le calzaba bien, le había llegado por fin el momento de casarse. 

 

12 may 2014

EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA FITOMEDICINA EN LATINOAMÉRICA - PARTE II

El descubrimiento de América: 

significado y consecuencias:

 

 El emprendimiento de Cristóbal Colón de ninguna manera puede decirse que haya sido una aventura más, sino que en rigor de verdad existía una acuciante necesidad en Europa de encontrar una nueva ruta de especias ya que el monopolio estaba en manos de portugueses y el tránsito por Oriente era cada vez más arduo. 
 Las especias asiáticas más importantes (clavo de olor y nuez moscada) estaban en la mira del navegante genovés en este emprendimiento. De ellas dependía en gran parte la conservación precaria de la carne obtenida de la muerte de animales por la rigurosidad climática de la zona del mediterráneo en la época invernal. Sin embargo, no las encontró aunque en su reemplazo halló maíz, pimientos, batatas, etc. 
 El intercambio de plantas entre el Viejo y el Nuevo Mundo encontró en el tráfico de esclavos una vía de canalización comercial muy importante. Cultivos americanos como el maíz o la yuca fueron intercambiados por cultivos africanos, como el frijol de carita, los ñames o el quimbombó. También fue importante en la tarea de difusión interamericana (es decir desde las regiones tropicales hasta el resto del continente) la labor desarrollada por las misiones jesuíticas. 
 El desembarco de Colón en las zonas tropicales de Centroamérica y su contacto con los indios caribes (poseedores de una agricultura muy desarrollada) permite abordar el conocimiento de gran cantidad de vegetales hasta ese entonces desconocidos.
 En 1492 viajaron junto a Colón un físico (el maestre Alonso), un cirujano (el maestre Juan) y un boticario (el maestre Diego). Con los restos de Santa  María, se contruyó el Fuerte de la Natividad, en donde quedaron 39 de sus hombres, entre ellos el maestre cirujano Juan quien aquí se erigió en el primer médico europeo a habitar tierra americana. Al retornar Colón en noviembre de 1493, encuentra arrasado el fuerte y muertos todos sus ocupantes. Es así que queda en esta oportunidad como médico don Diego Álvarez Chanca, a quien se le deben las primeras descripciones de la flora americana, en este caso, la correspondiente a las Antillanas.

 Uno de los pioneros para el reconocimiento de la fauna y la flora americana fue sin dudas Gonzalo Fernández de Oviedo, quien había llegado a la zona de Panamá en 1514 en calidad de veedor de la explotación de minas y fundiciones. Las primeras muestras traídas de los viajes de Colón (entre ellas se mencionan el cacao, caucho, ají, maní, frutas tropicales, hierbas medicinales, etc.) eran llevadas al puerto de Sevilla, ya que allí funcionaba la Casa de Contratación y de donde se distribuían posteriormente al continente africano y asiático. 
 Precisamente de ese puerto zarpa en al año 1519 Hernando de Magallanes, quien sería a la postre el primer navegante en dar la vuelta al mundo. Junto con él viaja el italiano Antonio de Pigafetta a quien le encomendaron el estudio de la flora y la fauna. El hecho de hallar oro  en las nuevas tierras cambia el sentido científico esta expedición, dejando así raleado el conocimiento de la flora autóctona. 
 Debió pasar casi medio siglo para que España recuperase el entusiasmo por las plantas americanas (para entonces ya se conocían las bondades de la zarzaparrilla, sasafrás, jalapa, coca, ipecacuana, quina, bálsamo de Tolú y Perú) lo cual motivó que Felipe II enviase a su médico de cabecera, Francisco Hernández, en una expedición científica con el objeto de estudiar la flora americana desde Méjico hasta el sur del continente. 
 La expedición parte por primera vez en 1571, y realiza luego 7 expediciones más. De este modo,comienzan a crearse nuevas rutas comerciales, como la que unía Acapulco con Filipinas. La obra de Hernández fue conocida parcialmente ya que gran parte de ella se quemó durante un incendio en el monasterio de El Escorial. Tan sólo pudo salvarse un resumen realizado por el napolitano Nardo Recchi, el cual fue publicado cien años más tarde. La importancia del mismo radicaba no solo en la interesante descripción botánica realizada (3.270 plantas en total, el doble de las conocidas en Europa), sino también en ser la primera en revelar los secretos de la medicina azteca, desconocida hasta entonces. En un apartado de su obra hace referencia al bálsamo de la Meca que dice así: "... Si las Indias no se hubieran descubierto más que para procurarnos este licor maravilloso, bien compensado estarían los sinsabores de Colón y sus acompañantes...".
 
Por su parte, el médico sevillano Nicolás de Monardes se interesó prontamente en las medicinas que llegaban del nuevo mundo, al punto de escribir una obra editada en Sevilla entre 1569 y 1574, donde hace mención de varias plantas autóctonas, entre ellas la del tabaco, copal, ricino, contrayerba, zarzaparrilla, cebadilla, guayacán, saponaria, paico, jalapa y coca. En 1952, el sacerdote Agustín de Farfán escribe un libro titulado Tratado Breve de Medicina el cual se constituye en un auténtico "best seller" para la época.

 Cada vez era mayor el deslumbramiento proporcionado por las plantas medicinales encontradas en América. En sus Comentarios Reales sobre el Perú escrito entre 1609 y 1617, el Inca Garcilaso de la Vega hace el siguiente comentario sobre una hierba llamada mateclu: "... A mí me dio noticia de allá un español, que me juró se había visto totalmente ciego de nubes en sus ojos y que en dos noches cobró la vista mediante la virtud de esta hierba...".
 
Por otra parte, las nuevas rutas hicieron que en poco menos de 50 años, la flora americana alcanzara varias partes de Europa, África y Asia. La llegada de algunas especies a la zona del Mediterráneo (dominada comercialmente en ese entonces por los turcos), hizo que se les modificara el nombre a algunas plantas. Por ejemplo, el maíz americano pasó a llamarse "trigo de Turquía". Cuando comienzan a arribar navegantes provenientes de Portugal y Holanda al Nuevo Mundo, la propagación de especies cobra un importante incremento. Es así que el tomate, por tomar un ejemplo, siendo originario de Chile y Ecuador, tenía una total distribución mundial hacia el año 1600. 

 El tomate llevado desde Perú a Italia. Y de aquí partían las embarcaciones que lo trasladaban al resto de Europa, Oceanía y Sudeste asiático. Cabe señalar que en Francia e Inglaterra, el tomate tenía un sentido ornamental y simbólico, siendo denominado manzana del amor. Sin embargo el intercambio entre ambos mundos provocó el desastre demográfico en los indios americanos ya que ingresaron en América enfermedades hasta entonces desconocidas, traídas tanto por europeos como por africanos. La migración del hombre, en definitiva, es responsable del avance de las epidemias. 
 Tras el desembarco de los 1500 hombres y animales domésticos provenientes de los navíos de Cistóbal Colón en la isla La Isabela (Rep. Dominicana), el 9 de diciembre de 1493, se inicia la primer epidemia de Influenza que, de acuerdo con palabras de historiadores "había dado cuenta con las vidas de un número infinito de indios, siendo reservorio y difusor del virus tanto el hombre europeo como los cerdos que traían". Para ese entonces, la población de Santo Domingo era de 1.100.000 habitantes. Con el correr de los años, no sólo la Influenza causaría desastres, también el hambre y la miseria. En 1506 la población ses redujo a 350 mil habitantes, en 1510 a 16 mil y en 1517 sólo llegaban a 10 mil nativos. 
 Entre 1558 y 1559 se desató una segunda epidemia de Influenza que diezmó prácticamente todos los territorios conquistados. Cabe señalar que en 1557 se origina una epidemia de Influenza en vastos territorios europeos, por lo que es fácil deducir el origen de la misma en el nuevo mundo. Los indios Cakchiqueles de Guatemala daban cuenta de esta "enfermedad de sangre de las narices" que produjo gran mortandad entre sus miembros.
 Precisamente en ese mismo año surgen epidemias de viruela en Lima y de sarampión en Quito. La primer epidemia de viruela ocurre entre los años 1518 y 1519 aparentemente proveniente de la región de Castilla en España. También se infectaron algunos españoles, pero ninguno de ellos había fallecido. En cambio, la población indígena de Santo Domingo quedó devastada al igual que otras tribus, como la arawak de las Antillas. De aquí se extendió hasta México, a través de una expedición de socorro que se unió a Hernán Cortés. 

 En esta época, Hernán Cortés tenía muchas dificultades para conquistar México y la llegada del virus ocurre en el preciso momento en que los españoles son derrotados y expulsados de Tenochtitlán. Mientras se reponían del duro golpe, veían azorados como la viruela diezmaba la población azteca. Éstos, que no conocían esta enfermedad, la denominaron  Hueyzahuatl cuyo significado era "gran lepra". A raíz de la muerte del hermano de Moctezuma (víctima de la viruela) y actual jefe de los aztecas, no pasó mucho tiempo hasta la rendición frente a los españoles.
 Finalmente, el azote de la viruela llega hasta el imperio incaico, entre los años 1524 y 1526, así esta enfermedad se volvió la mas cruel para todos los nativos americanos. Entre 1530 y 1531 aparece una nueva enfermedad: el sarampión que abarcó un área que se extendía desde México hasta Perú. Los aztecas la denominaron Tepitonzahuatl o "pequeña lepra" y las víctimas principales en este caso fueron los niños. En menor medida, afectaron a los indígenas otras enfermedades como las ricketsiosis y el tifus. Esta última afectó a Cristóbal Colón en su estadía en La Isabela. El perfil epidemiológico de América se completó con el "aporte" de enfermedades transmisibles de origen africano: entre ellas la malaria y la fiebre amarilla. 
 ¿Pero, que significado le atribuían los nativos a la irrupción de estas enfermedades?  El carácter repentino, y explosivo con el cual debutaban las mismas y la inexplicable muerte que sobrevenía tras ellas, marcaban un aire de sobrenaturalidad difícil de explicar. Ellos creían, y de esto dan cuenta todos los historiadores, que la enfermedad era fruto de un castigo divino: el nuevo Dios que traían los europeos se ensañaba contra sus creencias y sus pecados. Por ello no caían enfermos los europeos y sí ellos. Ni los ayunos, ni las abstinencias ni las ofrendas les salvaron. 
 La única solución sería adoptar la nueva religión. Una especie de "arreglo" no muy convincente para la idiosincracia del nativo. Mientras, tanto estrago determinó en los indígenas, la búsqueda de productos herbarios para combatir tantas desgracias, entre los que se destaca la quina. Este aniquilamiento de los grupos nativos hizo preocupar a algunos sectores de la corona. Por ejemplo, el duque de Palota escribía al rey de España en el año 1621 la alarmante situación que estaba ocurriendo en América, exhortándolo para que modifique el accionar y la metodología de los conquistadores. 
 En cuanto a los grupos poblacionales ubicados en territorio argentino, también fueron diezmados tanto por las epidemias como por las guerras. Para algunos de ellos, las enfermedades epidémicas se debían a la presencia de una especie de "gorgojo" pequeño armado de arco y flecha.  

 Curiosamente  los griegos tenían una creencia similar, lo cuál puede observarse en La Ilíada en donde se dice que las ofensas hechas por los aqueos a Apolo desencadenaron por parte de éste el lanzamiento de gran cantidad e flechas responsables por las epidemias que azotaban la región. En cambio, para otros grupos nativos, las epidemias estaban relacionadas con los fenómenos celestes inexplicables para ellos, tales como la aparición de cometas, eclipses de sol, etc.

En otro orden de cosas y continuando con la cronología de hechos vinculados con la llegada europea al nuevo continente, en el año 1735 la Academia de Ciencias de Francia decide medir el grado de achatamiento que poseía la tierra, lo cual es encomendado a cuatro científicos: La Condamine, Bouguer, Godin y Jussieu. Éste último era pariente de Bernardo de Jussieu, el ideólogo del primer sistema natural de clasificación botánica. Los lugares de medición serían dos: Laponia y Centroamérica.
 Teniendo en cuenta que América estaba en poder de España, solicitan el correspondiente permiso a la corona, y acepta siempre y cuando sean incorporados a la expedición dos científicos españoles: Jorge Juan y Antonio Ulloa. Luego de permanecer bastante tiempo en territorio americano, sólo Jussieu ses radica definitivamente, abocándose fundamentalmente al estudio de la quina, coca y jacarandá. Pero en el mejor momento de su obra, Francia lo obliga a abocarse únicamente a la práctica de la Medicina, debido a la escasez de médicos europeos radicados en la región.
  De esta manera, sus escritos quedan en manos de un criado, quien con el correr del tiempo los pierde. Atento que la obra de Jussieu tenía gran reconocimiento en Europa, la corona española decide recuperarla, enviando a tal fin una nueva expedición a los territorios de Chile y Perú, encabezada por los españoles Hipólito Ruiz, José Pavón y el francés Joseph Dombey. 
 Hacia el año 1750, el sueco Carl von Linneo, crea un nuevo sistema de clasificación botánica basado en número y disposición de los carpelos y estambres de las flores, creando así una nomenclatura binaria que reemplazaría al complicado sistema polinominal. Fue tal la fama de Linneo, que el rey español Fernando VI le pide que se traslade a España en carácter de profesor de botánica. Debido a la serie de compromisos que ya Linneo había asumido, se disculpa por no poder ir pero en su reemplazo envía a su mejor discípulo: Carlos Loefling, quien arriba a España en 1572. 
 Dos años más tarde, es enviado en una misión por el Amazonas en donde llega a describir 30 géneros y 250 especies hasta entonces desconocidas. Desgraciadamente es víctima de una afección febril prolongada y muere en 1754 a los 27 años. Doce años mas tarde, Francia decide asegurar su soberanía en las Islas Malvinas y manda una expedición que luego cruzaría por el estrecho de Magallanes  y se dirigiría al Océano Pacífico. La misma iba al mando de Bounganville quien le diera con su nombre la denominación a una de las más bellas plantas trepadoras ornamentales: la Santa Rita.
 Es justo reconocer que la llegada de nuevas expediciones acrecentó enormemente el conocimiento de la flora americana. Es así que tuvieron mucha relevancia los viajes del capitán Cook, a quien acompañaba el botánico Solander (discípulo de Linneo). En su segundo viaje por el Atlántico Sur, acompañaron a Cook los botánicos J. Forster y G. Forster a quienes se les debe el conocimiento de la flora del estrecho de Magallanes. 
 Para esta época el rey Carlos III de España,  quien era un entusiasta naturalista, promueve una serie de leyes que regulaba el cultivo de y tráfico de semillas, como la creación de varios jardines botánicos en España. La pasión que tenía por las ciencias naturales hizo que enviara varias expediciones al nuevo continente, entre las que se destacó la comandada por José Mutis, quien era médico, astrónomo y botánico. 
 Lo llamativo de Mutis fue que viajó con nada menos que 18 dibujantes que iban a realizar dos copias de cada planta: una en color y otra en blanco y negro. Algunos años mas tarde, el rey Carlos IV manda una expedición que duró casi seis años, al comando de Alejandro Malaspina, quien hizo importantes aportes al conocimiento de la flora de América del Sur, Centroamérica y Filipinas.
 En 1799, el mismo rey encomienda un nuevo relevamiento de la flora y la fauna americana, tarea que relega en el geógrafo y astrónomo alemán Alexander Von Humboldt, quien decide invitar en su periplo a su gran amigo Bonpland. Las dificultades económicas por las que atravesaba la corona española relegaron el proyecto. Sin embargo, Humboldt decide correr con todos los gastos y realizarla de todos modos (se calcula que invirtió un tercio de su patrimonio). 
 Zarpan del puerto de La Coruña en 1779, y tras cinco años de intensa labor culminan su derrotero en 1804. Fue, a entender de varios historiadores, la expedición mas importante desde el punto de vista científico que había realizado la corona hasta entonces. Logran recolectar una cifra de especies que jamás fue superada: mas de 60 mil. El botánico Kunth fue el encargado de estudiar las mismas. Del libro de viajes, se desprenden varias incursiones por selvas, ríos y montañas, incluida una ascensión al pico más alto de Ecuador, el Chimborazo con 6.272 metros de altura. 
 La idea de clasificar las especies según el territorio en donde habitan, es idea de Humboldt, quien de esta manera crea una nueva ciencia: la Etnobotánica. Por desgracia, la sucesión de hechos políticos que padece España (incluida la invasión napoleónica) y la posterior independencia de los territorios conquistados, hacen que culminen las expediciones científicas al Nuevo Mundo. 
 De esta manera, podemos concluir que la llegada del colonialismo en tierra americana modifica el sistema curativo y autosuficiente que pregonaban los nativos a través de sus ritos y plantas. A cambio, la medicina ortodoxa-cientificista profesada por los europeos ofrecía por ejemplo, calmar el dolor mediante pócimas, mejunjes o brebajes en su mayor parte conformados por mezclas de alcohol, coca y opio similares a los utilizados por los hechiceros. También existían las sangrías con alacranes y practicamente se desconocían las bondades terapéuticas de la nutrición.